Unidos en su mismo deseo





Querida Érika,

Después de 33 días y 33 noches pudimos vernos hace dos sábados a las 10:00, en la puerta de la casa de tu mamá. Estabas resplandeciente. Una enorme sonrisa te cruzaba la cara y a partir de ese primer instante en el que te abracé y acerqué a mi pudimos adentrarnos otra vez en nuestro pequeño gran universo.

Nos acompañó tu abuelita Isabel que está haciendo los preparativos para venirse a vivir a Caldes de Montbui en caso de que consigamos la custodia compartida. De momento ya tiene un piso en la c/Montserrat, muy cerca de aquí.

Si Dios lo permite esta semana terminaremos de documentar y redactar la demanda que de momento alcanza las 14 hojas -a pesar de que la abogada prefiere no pasar de la séptima. Xenia está asombrada de cómo me he involucrado y de lo rápido que resuelvo las situaciones -eso me anima mucho, porque aunque hayan pasado ya dos meses sin vernos practicamente, sé que no podría haber sido más rápido.

Me has dicho que tú también me quieres, varias veces, y lo puedo ver en tu mirada. También estás conociendo a mis amigos, y a los hijos de mis amigos, con quienes has pasado también muy buenos momentos en esta última Festa Maior de Caldes de Montbui.

Hay mucha gente pidiéndole a Dios que te guarde y te ayude y estoy seguro de que, aunque Dios ya desea eso para tí, también se complace de ver cómo nos unimos todos en este su mismo deseo.

Te quiere,
tu padre.




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