
¡Érika!
Ayer pudimos vernos un ratito en el parque. Te acaban de comprar una bici azul y tu madre me dejó que os acompañase mientras practicabas con ella. Sigues sintiendo curiosidad por la bicicleta pero no te dura más de dos o tres minutos, así que pasamos el rato explotando burbujas de jabón enormes. Hacía un día precioso, la luz del sol iluminaba y calentaba todo haciendo que pareciese plena primavera. También pudimos jugar con un nuevo mono lila que encontré en Sabadell, haciéndole caer una y otra vez del columpio, ¡qué risas nos echamos viéndole caer!, dándole de comer o lanzándolo por el tobogán. Tu madre empieza a hacerse a la idea de dejarte a mi cargo un fin de semana cada mes, tal y como está especificado en el convenio de divorcio, y a pesar de sus miedos poco a poco va entendiendo que debe confiar un poco en mi. Ella dice que tú no quieres quedarte nunca en casa de la yaya pero, cuando yo te he preguntado, siempre me has dicho que sí quieres quedarte en la mía. Estoy seguro de que te parecerá raro cuando finalmente estés aquí por primera vez pero lo he planeado todo durante mucho tiempo y creo que acabarás cogiéndole el gusto.
Un beso enorme,
tu papá
Comentarios
Publicar un comentario