sueños



Querida Érika,

Esta semana has estado muy malita, resfriada, y no poder sacar las mucosidades ha agrabado tu salud con una infección en tu ojito derecho. ¡Pensaba que iba a tener que meterte en la cama durante las 4 horas que podiamos estar juntos por fin, después de tres semanas de espera! Pero no. Estubiste muy animada, sonriendo y hablando conmigo todo el tiempo. Aunque débil, tu cuerpecito se esfozaba por no perder un sólo instante de diversión.

Parecía un milagro que el cielo interumpiese una semana de lluvias justo el rato que estubimos juntos. Tu madre quiere que a partir de ahora hable con Raul en lugar de con ella. Después de un año sigue poniéndose muy nerviosa cuando llamo. Ahora trata de posicionar a Raul como tu padre y tú comienzas a tener tus primeras disyuntivas sobre quién es realmente tu padre. Supongo que sólo es el principio. No te apures, lo de menos son las palabras, las etiquetas, porque al final lo que cuenta son los hechos, lo que hay detrás de esas palabras... Con el tiempo aprenderás que las palabras a veces se usan para comunicar y otras para engañar, y que muchas veces las mentiras se disfrazan con alguna pequeña verdad para pasar desapercividas.

Te encanta jugar conmigo. Cuando jugamos juntos te encanta acertar, y cuando crees que has superado la prueba, también te gusta ponerte en mi lugar y asegurarte de que yo también puedo acertar. Tienes aparentemente madera de líder, te gusta mandar, pero cedes rápidamente cuando se te contradice con autoridad. No sé si es bueno o malo, porque también es necesario que desarrolles cierto grado de determinación. Que tengas seguridad en ti misma depende en parte de que tu determinación te permita alcanzar cosas que te propongas. Espero poder ayudarte en esto también.

Cuando nos despedimos estabas muy seria y no querías hablar conmigo. Sé que me culpas por no estar más tiempo contigo y no te lo recrimino. No he encontrado la manera de explicarte por qué no puedo verte más a menudo sin deteriorar tu relación con tu madre. De momento prefiero cargar con esa culpa en beneficio de tu relación con ella, que estoy convencido de que debe ser fuerte y sana.

Ayer también compramos el pijamita que querías para tenerlo aquí, en la casa del papa el día que puedas venir a dormir. Gracias a Dios, poco a poco, he llenado la casa con tus cosas, tal y como yo lo había soñado...

Te quiere,
el papa

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