
Querida Érika,
El próximo lunes empezaremos nuestras particulares vacaciones si Dios quiere. Durarán sólo 6 días pero espero que podamos disfrutarlas juntos. Tengo siete u ocho post-it con diferentes planes que giran alrededor de las piscinas, los parques, las playas, los burros y, lo que es más importante, de tí y de mi.
La semana pasada, contra todo pronóstico, tu madre y el clima se alinearon y pudimos pasarlo muy bien como ves en la foto de arriba -terminaste de encontrar el valor para arrojarte desde lo alto de un castillo inflable, visitamos otra vez a los monos del Zoo, te diste un paseo montada en el poni Cacao y te hiciste muy amiga de una niña llamada Sara en el parque.
En el parque, observándote con detalle, pude confirmar que efectivamente eres una persona muy sociable y que necesitas a las demás personas. En parte me diste envidia y en parte me dió miedo. Envidia porque yo encuentro mi corazón demasiado endurecido para poder disfrutar de las otras personas y miedo porque conozco el precio que hay que pagar para estar con otras personas.
Con todo me llené de orgullo al ver que ante la hostilidad o la falta de interés con la que respondían la mayor parte de los niños tú permanecías firme en tu ternura y generosidad. Me hiciste pensar en cuánto puedo aprender de ti y cuán privilegiado soy de tenerte a mi lado.
Te quiere,
Papá
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