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Mi querida y pequeña hija,

Estás creciendo fuerte y sana superando una a una todas las pruebas que te ha puesto por delante la vida y estamos tan contentos contigo que a veces nos parece que sin ti nuestras vidas no tendrían ya sentido. Sé que tu madre siente lo mismo aunque su forma de expresarlo, por su caracter y las circunstancias, sea muy distinta. ¿Sabes? Tu yayo de Barcelona está ingresado en el hospital, debes saber que él te quiere mucho y cuando está contigo lo hace como si fuese el último placer que le queda por experimentar.

La semana pasada vino el abuelo de Madrid y volvimos a ir al Zoo de la Ciudadella, hacía un día maravilloso y todos lo disfrutamos como niños. Tu madre me ha pedido que no hagamos tantas cosas que te cansen porque luego al día siguiente no te quieres levantar... pero yo creo que ahora, precisamente, es cuando debes aprovechar para cansarte de correr, jugar, reir y todo lo que, en realidad, estarás obligada a ir dejando de hacer cuando crezcas.

Nos gusta ir juntos, abrazados, en lugar de separados por un carrito, leyendo libros en el autobús en lugar de separados por una sillita y un volante de coche, y eso no siempre lo puede entender todo el mundo,

Para mejorar el entorno que espero que tengas, a pesar de que ma va a costar mucho pagarlo, el martes me llevaré mis cosas de esta habitación alquilada a Pepi -cachis, ahora que has aprendido su nombre- a un estudio en el que espero que tú puedas estar con más amplitud e intimidad. Es un chalet que compartiré con otra chica muy maja, que tiene un niño un poco más pequeño que tú, una piscinita, una terraza enorme y una habitación que espero poder llenar con tus juguetes para que estés como en tu casa -que es lo que más he deseado todos estos años.

Confío en que todos estos esfuerzos que hago con tanto gusto te sirvan de algo mi pequeña Érika. En cualquier caso deseo intentarlo.

Te estimo molt!
Papa