exilio



¡Mi querida hijita! Hace unos días fuimos juntos a la playa y pude conocerte un poco más. ¡Definitivamente eres preciosa! Estás atenta a todo lo que pasa a tu alrededor y tomas buena nota en tu memoria. Observadora y con mucha iniciativa al mismo tiempo que muy obediente. Te adaptas fácilmente y eres muy agradecida. Ya hablas algunas palabras y reconoces muchas otras. Eres muy presumida y te encanta señalar a tus zapatitos de colores vivos cuando te pedimos que nos enseñes tus "sabatas" o tus "peus". ¡Tendrías que ver lo bonita que se te ve desde fuera! En este último viaje te has alegrado mucho de verme y por primera vez me has señalado al decir "papa". Estoy seguro de que estás más que capacitada para superar todos los problemas que te van saliendo. Esta semana por ejemplo te has hecho tu primera heridita. Antes te habías caido pero esta vez se te abrió un poco la piel. Pobrecita, ¡pero ya estás bien! Toda tu familia te mira con admiración y se siente orgullosa de tí. Queremos que lo sepas y que no te quepa ninguna duda cuando te lo preguntes. A veces te cabrá la duda de si hay alguien que realmente te quiere pero en esos momentos relájate un poco y espera a que esos pensamientos se hayan ido. Cuando estén lejos nosotros estaremos ahí queriéndote. Yo sigo construyendo en el exilio el puente que me llevará a tí de forma permanente esperamos que pronto. Los días sin ti se me hacen largos y muy tristes pero confío en que lo que estoy haciendo repercuta positivamente en garantizarte una base sólida sobre la que no te falte lo más básico. Es un sacrificio que nunca sabré si habrá sido justo pero por el que de momento he apostado. Te quiere mucho, tu padre.

Comentarios