Aquí estás en el adelanto de lo que será tu reino: ¡tu habitación de juegos!. En ese momento estabas haciendo como que bebes pero en realidad no dejas de observar la cámara con la mirada segura y desafiante de una reina, como si quisieras decir lo bien que haces algo. Cariño, este próximo jueves espero poder volver a verte. Ayer nos parecía que ya me reconocías por el teléfono mientras repetías "pa-pa-pa-pa". Nos parecía que no es imposible porque al parecer también reconoces por teléfono a la "ya-ya-ya-ya" -que es como hablas de tu abuelita, tu avia. Es bueno que crezcas rodeada de la familia, a tu edad la mayor parte de los niños ya han tenido que ir a la guardería en algunos casos durante 8 o 10 horas al día. Hay mucha gente que no puede pasar tiempo con la gente que le quiere y lo echa mucho de menos durante toda su vida.
En la historia que te estoy contando el pequeño Isaac crece también sin ir a la guardería porque es cuidado por su familia. Su padre, Abraham, es una persona muy hábil que ha podido llegar a un acuerdo con el rey del pueblo donde está ahora: los filisteos. En esa época y país no había policía como hay ahora y un grupo de personas pretende robarle un pozo que utiliza para dar de beber a las ovejas. Verás que gracias a que el rey Abimelec lo conoce y se fía de él obtiene la protección que necesita para sus ovejas y su familia.
Cuando seas mayor y tu reino te sea entregado en su totalidad entenderás mucho mejor la necesidad de hacer pactos con la gente a la que realmente merece la pena estar unida pero en realidad ya con sólo 14 meses tienes bastante idea... sabes bien que conviene cuidar y pactar con la familia. La historia, contada de padres a hijos desde la antigüedad, continúa así:
"En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su ejército, le dijo a Abraham:
—Dios está contigo en todo lo que haces. Júrame ahora, por Dios mismo, que no me tratarás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado.
—¡Lo juro! —respondió Abraham.
Luego Abraham se quejó ante Abimélec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. Pero Abimélec dijo:
—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho.
Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, por lo que Abimélec le preguntó:
—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas?
—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo.
Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento.
Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. Abraham plantó un tamarisco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo. "
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