
¿Por qué nos cuesta tanto esperar? Sobre todo cuesta esperar cuando no sabemos el tiempo que tenemos que esperar ¿verdad? Si alguien pudiese decirnos que tenemos que esperar en una parada de autobús durante dos horas podriamos hacer otra cosa mientras, por ejemplo, ir a ver tiendas. Pero cuando no sabemos si tenemos que esperar dos minutos o dos horas, cada minuto se hace más largo y sufrimos la espera como si fuese nuestra propia muerte. Yo espero muchas veces así, ahora sobre todo espero poder estar contigo como si durante la espera estubiese perdiendo mi vida,... pero debo tener cuidado porque por no saber esperar muchos se equivocan y después no siempre es posible rectificar. Eso también nos ha pasado a tu madre y a mi, especialmente ella lamenta haber hecho muchas cosas sin haberlas pensado, y yo tampoco soy muy dado a meditar las cosas, pero hemos aprendido que por el amor que te tenemos los dos, que es mucho, debemos aprender a esperar y hacer las cosas lo mejor posible. Jugando a las cartas puede ser gracioso no saber esperar, pero construyendo el futuro no es necesario decir que debe ser muy diferente. Hoy, por ejemplo, me he caido de la moto por no saber esperar y me he sentido muy solo. Abraham, en la historia de hoy, sigue esperando un hijo que no llega. Espera, y espera, sin que aparentemente pase nada. Sólo tiene una promesa y las evidencias demuestran aparentemente que cada año es más difícil que se cumpla. Sarai, su mujer, también está desesperada y ya no sabe bien qué hacer. Le pide a Abraham que consiga el hijo de otra mujer y Abraham acepta el consejo pero Sarai, cuando lo ha conseguido de otra mujer, se pone celosa y ya no quiere seguir con ese plan y atormenta a la mujer de forma que, aun estando embarazada tiene que huir al desierto. El drama es terrible especialmente para ella y se debe a que no supieron esperar. Dios, sin embargo, insiste una y otra vez a unos y a otros que confíen en sus promesas, que esperen confiados en que, quizás no hoy, quizás no este año, les pide que descansen en el convencimiento de que en algún momento su promesa se cumplirá. Y además se cumplirá justo en el momento en el que se tiene que cumplir.
La historia, contada de padres a hijos durente cientos y cientos de años, decía así: "Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael,[a] porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael."
Te quiero Érika, un beso, que tengas dulces sueños... muak!
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