
Seguro que ya te has dado cuenta de que muchas veces las cosas no son lo que parecen. Abraham creía que en Egipto iba a encontrar la solución a sus problemas con el hambre y si Dios no hubiese hecho un milagro por poco si no pierde a su preciosa mujer o su propia vida. Quizá debería haberse quedado donde estaba porque al final, después de tanto caminar y de tanto riesgo, acaba en el mismo sitio. En la historia de esta semana verás que Abraham y Lot tienen que hacer una decisión importante. Lot hará su decisión basándose sobre todo en las apariencias y le pasará algo parecido a lo que le pasó Abraham. No hay que fiarse de las apariencias. Pero no creas que eso nos deja indefensos, al contrario. Cuando en la Biblia se dice que muchas veces no sabemos pedir lo que conviene también dice que el Espíritu de Dios pide por nosotros... por lo que no debemos desesperar. Quizá nosotros no sabemos cómo debemos actuar, pero hay alguien por encima de nosotros que tiene cuidado de nuestras vidas. Y eso es lo importante. La historia continúa así: "Abram salió de Egipto con su esposa, con Lot y con todos sus bienes, en dirección a la región del Néguev. Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro. Desde el Néguev, Abram regresó por etapas hasta Betel, es decir, hasta el lugar donde había acampado al principio, entre Betel y Hai. En ese lugar había erigido antes un altar, y allí invocó Abram el nombre del Señor. También Lot, que iba acompañando a Abram, tenía rebaños, ganado y tiendas de campaña. La región donde estaban no daba abasto para mantener a los dos, porque tenían demasiado como para vivir juntos. Por eso comenzaron las fricciones entre los pastores de los rebaños de Abram y los que cuidaban los ganados de Lot. Además, los cananeos y los ferezeos también habitaban allí en aquel tiempo. Así que Abram le dijo a Lot: «No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes. Allí tienes toda la tierra a tu disposición. Por favor, aléjate de mí. Si te vas a la izquierda, yo me iré a la derecha, y si te vas a la derecha, yo me iré a la izquierda.» Lot levantó la vista y observó que todo el valle del Jordán, hasta Zoar, era tierra de regadío, como el jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Así era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí todo el valle del Jordán, y partió hacia el oriente. Fue así como Abram y Lot se separaron. Abram se quedó a vivir en la tierra de Canaán, mientras que Lot se fue a vivir entre las ciudades del valle, estableciendo su campamento cerca de la ciudad de Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y cometían muy graves pecados contra el Señor. Después de que Lot se separó de Abram, el Señor le dijo: «Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también podrá contar tus descendientes. ¡Ve y recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo daré!» Entonces Abram levantó su campamento y se fue a vivir cerca de Hebrón, junto al encinar de Mamré. Allí erigió un altar al Señor."
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